¿Por qué hay personas que suben de peso al iniciar una dieta vegetariana?

¿Por qué hay personas que suben de peso al iniciar una dieta vegetariana?

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¿Por qué hay personas que suben de peso al iniciar una dieta vegetariana?

Muchas veces, incluso en programas de televisión, se ha hablado de la alimentación vegetariana como un medio para la pérdida de peso o como una dieta de adelgazamiento. Lo cierto es que no se trata solo de querer perder peso: las motivaciones que llevan a una persona a adoptar una dieta vegetariana suelen ser bastante más profundas (razones animalistas, de compromiso con el medio ambiente, por salud...). Esto no quiere decir que aquellos que siguen una alimentación omnívora no sientan respeto por los animales o por el medio: el vegetarianismo solo es una opción más dentro de los diferentes tipos de dieta que podemos seguir.

Muchas de las personas que se suman al vegetarianismo con la idea de bajar de peso terminan consiguiendo el efecto contrario: al cabo de unos meses no solo han subido de peso sino que su dieta está desestructurada y con un reparto de nutrientes que deja bastante que desear. ¿La consecuencia? Muchos vuelven a su alimentación omnívora previa, tremendamente desencantados. Hoy analizamos ¿por qué hay personas que suben de peso al iniciar una dieta vegetariana?

El error principal: cambiar proteínas animales por harinas

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Siempre que cambiamos nuestro patrón alimenticio deberíamos consultar con un profesional en la materia (un dietista-nutricionista en este caso) o, por lo menos, informarnos en fuentes fiables sobre de qué forma debemos hacerlo para mantener una alimentación equilibrada y saludable.

Uno de los principales problemas es que el hecho de acudir a consulta o informarnos no es muy común y, sobre todo en temas de nutrición, podemos caer en la trampa de pensar que como comemos y cocinamos todos los días, sabemos cómo hacerlo en todos los casos.

Cuando comenzamos con una alimentación vegetariana y llega el momento de ponernos delante de los fogones, aparece la temida pregunta: "y si no como ni carne ni pescado, ¿qué voy a comer hoy?". Y la respuesta más habitual es "pasta". No es raro, simplemente la pasta es un producto muy apetecible (sobre todo si lo acompañamos de ricas salsas), fácil de preparar y que todos tenemos a mano en la cocina. Así, la mayoría de las veces terminamos cambiando las fuentes de proteína animal por harinas.

No te olvides de las legumbres

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Como hemos dicho ya en alguna ocasión, las legumbres deberían ser la base del aporte proteico de la dieta vegetariana: nos aportan proteínas completas, y las que no lo son pueden completarse de forma sencilla a través del consumo de cereales (sin que sea necesario que se ingieran en la misma comida).

Para muchos hablar de legumbres se reduce a las clásicas lentejas o al potaje, pero existen platos que necesitan una menor elaboración a través de los cuales podemos realizar un buen aporte proteico. Toma nota de unos cuantos, para vegetarianos y no vegetarianos:

Un vistazo a…
AYUNO INTERMITENTE

"Vegetariano" no quiere decir "saludable"

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Que un producto (y hablamos de productos y no de alimentos) sea apto para consumo vegetariano no implica que este sea saludable o que deba tener cabida en nuestra alimentación habitual. Un ejemplo rápido: las patatas fritas de bolsa. Sus ingredientes son totalmente compatibles con una dieta vegetariana, ya que ninguno es de procedencia animal, pero si nos fijamos un poco en la lista podemos encontrar elementos que no deberían figurar en una dieta saludable: azúcar, dextrosa (o sea, más azúcar), un buen pellizco de sal, aromas y sabores artificiales...

La bollería industrial también suele ser apta para vegetarianos (como mínimo para los ovolactovegetarianos, que consumimos huevos, leche y derivados lácteos) y no por ello debemos pensar que sea saludable. Sí, es apto, pero tenemos que pararnos a pensar en lo que aporta a nuestro organismo: una buena cantidad de azúcar y calorías vacías y muy pocos nutrientes interesantes para nuestro cuerpo.

Una dieta vegetariana no es una dieta saludable por definición: depende siempre de nuestras elecciones y de la forma en que esté estructurada nuestra dieta. Puedo alimentarme a base de refrescos, bollos y aperitivos salados y estaré siguiendo una alimentación vegetariana. Sin embargo, la calidad de la misma, el reparto de macronutrientes y el aporte de micronutrientes será un perfecto desastre.

Es necesario seguir leyendo las etiquetas

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Igual que sucede con una dieta omnívora, los vegetarianos también debemos saber leer las etiquetas nutricionales y elegir entre aquello que más beneficios nos aporte a nuestro organismo. Leer las etiquetas y los listados de ingredientes es lo que nos da poder como consumidores para poder elegir lo mejor para nosotros.

Es necesaria cierta educación nutricional en la población, mucho más si optas por un estilo de alimentación minoritario. No te quedes en lo que te dicen los reclamos publicitarios y ve un poco más allá para conocer lo que comes.

El difícil momento de las reuniones sociales

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Por suerte, la mayoría de los restaurantes ofrecen ya opciones de platos vegetarianos (y en ocasiones veganos) en sus cartas: seguramente la razón responda más a la necesidad de abrirse a un público más amplio, pero el hecho es que es posible comer en muchos sitios y no acabar pidiendo la "ensalada de lechuga y tomate".

Quizás el problema de las reuniones sociales aparezca más a menudo en las reuniones caseras: ocasiones especiales como cumpleaños, cenas de Nochebuena, comidas de Navidad, reuniones de amigos en las que vemos platos llenos de embutido y nos quedamos con cara de "¿y yo qué como?"...

En estas ocasiones lo más habitual es lanzarse hacia el pan o los aperitivos salados que normalmente son aptos para vegetarianos, pero no nos aportan nada interesante, aparte de un buen número de calorías. Debemos entender, eso sí, que se trata de ocasiones puntuales y no son la norma, pero si aun así no nos sentimos cómodos, siempre podemos avisar al anfitrión de nuestra opción alimentaria para que la tenga en cuenta.

Realiza tus propias propuestas

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Una buena idea que funciona muy bien es la de pasar un rato en la cocina y aportar a esas reuniones sociales algo que hayamos preparado nosotros mismos, que sea apto para vegetarianos y que no sea comida basura. De esta manera nos aseguraremos de tener algo que comer en estas situaciones, además de animar a nuestros amigos o familiares a probar nuevos sabores y platos de comida vegetariana y saludable.

No es tanto un "pues yo me llevo mi comida y vosotros comed lo que queráis", que puede ser algo brusco, sino que se encamina más a "he traído esto que podemos probar y disfrutar todos (incluido yo)". Un plato con variedad de hummus de colores, un par de cuencos de tzatziki y tapenade para comer con tortillitas o crudités o un hojaldre de verduras y queso feta son recetas perfectas para compartir en ocasiones especiales.

Recuerda que lo más importante es organizar tu alimentación de modo que te asegures de que aportas todos los nutrientes necesarios y te mantienes en un rango de calorías adecuado para tu metabolismo y actividad física.

Imágenes | iStock
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