El problema nunca ha sido la grasa, el problema es el azúcar (II)

El problema nunca ha sido la grasa, el problema es el azúcar (II)
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Recientemente hemos publicado un artículo en el que hablamos sobre el importante papel que ha jugado el azúcar en el aumento del sobrepeso y la obesidad en las últimas décadas. Los profesionales médicos afirman que efectivamente es uno de los grandes problemas en la nutrición de hoy en día junto al sedentarismo y a unos malos patrones nutricionales que están causando tantos estragos en la composición corporal como enfermedades metabólicas de gran parte del planeta.

Existe cierta confusión con la palabra azúcar, ya que cobra diferentes significados dependiendo de lo que hablemos. Los azúcares son hidratos de carbono, ni más ni menos, pero resulta incorrecto atribuir la palabra azúcar a todos los hidratos de carbono, cuándo realmente solo son azúcares los monosacaridos como la glucosa, fructosa, galactosa y ribosa y los disacáridos como la maltosa, galactosa, sacarosa; entre otros. Sin embargo, el uso coloquial deazúcar de mesa común se utiliza para designar a la sacarosa, disacárido formado por glucosa y fructosa.

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Cuándo tomar azúcares

En cualquier caso, el único sector o colectivo que puede tolerar de forma correcta los hidratos de carbono de alto índice glucémico, que suelen ser azúcares, es efectivamente el segmento población de personas activas o deportistas. Sabemos los efectos que tiene el ejercicio a nivel bioquímico y como cambia la sensibilidad a la glucosa después del entrenamiento, siendo necesario el consumo de hidratos de carbono de alto índice glucémico tras la práctica deportiva para un mayor rendimiento en la recuperación del glucógeno muscular.

Sin embargo este tipo de hidratos de carbono en los patrones nutricionales de cualquier otro individuo si que resulta contraproducente. Una persona sedentaria o con sobrepeso u obesa debería limitar en la medida de lo posible este tipo de hidratos de carbono debido a los grandes picos de insulina que producen, alejándonos del equilibrio de la glucemia sanguínea. Siendo los más adecuados a su dieta los hidratos de carbono de bajo índice glucémico.

Aquel individuo que no haya realizado una actividad física/ejercicio físico y realice una ingesta de hidratos de carbono de alto índice glucémico (como son los azúcares, por ejemplo la glucosa, la maltosa, el jarabe de maíz alto en fructosa…) debería introducir en esa misma ingesta otro tipo de macronutrientes. Añadir otros macronutrientes como proteínas o grasas (monoinsaturadas/poliinsaturadas) es útil para atenuar la respuesta glucémica, siempre y cuando queramos mantener la glucemia sanguínea en un estado de equilibrio y sin picos.

No pasa nada cuando se produce una ingesta ocasional de esos “azucares”. Lo que ocurre en la sociedad actual es que esto se convierte en un hábito y no en algo ocasional. El problema reside en que existe un exceso en el consumo de azúcares, sobre todos los añadidos. Y uno de los elementos más problemáticos a día de hoy es el “high-fructose corn syrup”, conocido como jarabe de maíz alto en fructosa, que se ha introducido en miles de productos, sobre todo bebidas como sodas y zumos.

Cada vez es mayor el exceso de consumo de azúcares

Según el USDA (departamento de agricultura de los EEUU, que es quien suele elaborar las pautas nutricionales de los EEUU y de las que los demás solemos tomar como referencia) el consumo de azucar añadido ha crecido un 30% en las últimas dos decadas, todo ello en parte debido a que disminuyó la cantidad diaria recomendada de grasas. Cada estadounidense consume alrededor de 29 kg de azúcar añadido al año.

Es más, la ingesta de productos como dulces y bebidas azucaradas, incluso los zumos envasados de toda la vida, además de empujar hacia el sobrepeso, ocupan el lugar en nuestra dieta de otras comidas más nutritivas.

Para hacernos una día os mostramos la recomendación de la USDA en cuanto a la ingesta de azúcares. Para una mujer con consumo de 1800kcal/día, de estás, podrían proceder fuera de riesgos un total de unos 32 gramos de azúcar añadido, es decir, unas 8 cucharadas de azúcar. Lo problemático , ¿Cuánto % del total creéis que viene de ese tipo de azucares a día de hoy en la mayoría de la población?, sólo una sola lata de cocacola está en torno a las 9-10 cucharillas de azúcar, de manera que esta persona se excedería con un solo refresco.

Estadísticas alarmantes

España ya no es la de antes, no es la de la buena dieta mediterránea. Más del 60% de los españoles tienen sobrepeso u obesidad, 2 de cada 3. Más alarmante todavía es el casi 35% de los niños de entre 7-11 años sobrepeso u obesidad. Nuestro país lider las tasas de obesidad infantil en Europa junto con reino unido y mundial junto con Estados Unidos.

Proximamente seguiremos con la tercera parte de esta serie en la que os mostraremos más datos interesantes a la par que preocupantes. Con toda esta información debemos dar un nuevo enfoque a nuestros hábitos nutricionales. Esto no quiere decir que podamos abusar de las grasas, de hecho debemos limitar el consumo de las grasas saturadas y trans.

Sin embargo las grasas monoinsaturadas así como las poliinsaturadas deben formar parte de nuestra dieta diaria, siempre sin excesos. Lo que hemos aprendido es que debemos de eliminar en la medida de lo posible el consumo de estos tipos de azúcar y de los productos con azúcar añadido. El enfoque de este artículo pretende mostrar lo que hasta hace poco no había sido confirmado por los propios especialistas, nos hemos centrado demasiado en la grasa cuando teníamos un verdadero peligro dentro de casa, en todos los productos, grandes cantidades de azúcar innecesarias para el organismo humano.

En Vitónica | El problema nunca ha sido la grasa, el problema es el azúcar (I)

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