Método 3-3-3: así puedes organizar tu tiempo para sacar el máximo provecho a tu cerebro y aumentar la productividad

Propone organizar las tareas dejando las que mayor esfuerzo requieren, para las horas de más productividad

Jason Goodman Oalh2mojuuk Unsplash
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El cerebro requiere de un gran gasto de energía por parte de nuestro cuerpo y no en todos los momentos del día se encuentra igual de productivo. Es por eso que te mostramos en qué consiste el método 3-3-3 que permite aprovechar al máximo las habilidades de nuestro cerebro para potenciar el rendimiento.

Qué es el método 3-3-3

El método 3-3-3 fue creado por Oliver Burkeman y fue mencionado en su best seller "Cuatro mil semanas. Gestión del tiempo para mortales".

El sistema propuesto por este escritor experimentado en productividad apuesta por una regla nemotécnica para que nos resulte más sencillo recordar en qué consiste el método: tres horas del día, tres tareas y tres actividades.

El método 3-3-3 propone organizar nuestras tareas de manera tal de ocupar  las horas de mayor productividad con aquellas más intensas y demandantes, y dejar para el resto del día, aquellas actividades que requieren de menor concentración y esfuerzo.

Tres horas de máximo esfuerzo y productividad

El primer tres del método hace referencia a las tres primeras horas de trabajo durante las cuales nuestro cerebro estará más fresco y descansado y por lo tanto.  podremos sacarle el mayor provecho posible a sus habilidades.

Es en estas tres primeras horas cuando debemos concentrar las tareas que requieren mayor esfuerzo y concentración de manera tal de maximizar la  productividad.

Es importante en este momento realizar únicamente las tareas escogidas,  desactivando notificaciones y brindando atención plena a las actividades  planeadas.

Tres tareas engorrosas

Después de las tres primeras horas en las que estuvimos concentrándonos  absolutamente en determinadas tareas, llega el momento de bajar un poco  el ritmo y de escoger aquellas tareas que no requieren tanta concentración pero que resultan engorrosas o que consumen mucho tiempo.

Por ejemplo, podemos citar aquí reuniones, llamadas telefónicas u otras  actividades que suelen acumularse durante el día pero no requieren de tanto esfuerzo mental como las que abrieron nuestra jornada laboral.

Tres actividades de mantenimiento

Para la última parte de nuestra jornada, cuando ya nuestro cerebro se encuentra más cansado y mucho menos productivo, debemos dejar aquellas tareas que es indispensable hacer pero que no requieren de gran esfuerzo por parte de nuestro cerebro.

Así, podemos dedicar esta última parte de nuestro trabajo a responder correos electrónicos, planificar el día siguiente, e incluso hacer pequeñas actividades de baja intensidad y corta duración.

Este es el método 3-3-3 que permite organizar nuestros tiempos para sacar el  máximo provecho a nuestro cerebro e incrementar la productividad, reduciendo al mismo tiempo, el cansancio y el estrés.

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Imagen | Jason Goodman

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